Pulsos e impulsos 🫀

En este momento se cae el cielo en Medellín. Y yo recuerdo dos de las cosas que más placer me generan en la vida: el sonido de la lluvia y escribir.

A veces (como cuando llueve), escribir para mí es un impulso, una necesidad, algo que se me dispara por dentro y necesito transformar, casi siempre en palabras.

Es precioso porque es «algo» que me anticipa y me augura la construcción de «otro algo» que incluso yo desconozco qué es hasta que el cuerpo en un idioma que no entiendo me dice que está listo y puedo verlo con mis propios ojos.

Me gusta la vida cuando se construye de pulsos e impulsos.

Pero aún no decido qué espacio darle a cada uno o cómo equilibrarlos, porque ambos me parecen necesarios.

Y es que llevo algunos meses preguntándome si necesito más estructura en mi vida.

Si luego de llevar una vida “loca” -sin alarmas para despertar, sin demasiados espacios inamovibles en el calendario y mucho mucho espacio para lo placentero, lo espontáneo, lo inesperado “o lo que surja”, para pensar, para sentir, diciéndole a todo “sí, sin mente”, para parar con más consciencia de la pausa y dejar de lado la idea de que soy en medida de lo que hago-; ha llegado la hora de construir cimientos con algo más de rigor, rigidez o firmeza.

Pero, esa duda coexiste con que tengo un problema personal con las obligaciones y las imposiciones, incluso cuando vienen de mí misma. Entonces, para que el cambiar de ritmo se me hiciese un poco más amigable, estoy pensando que puedo darle cabida a más pulsos y menos impulsos.

Más acciones repetitivas, sincrónicas y replicables, y menos sobresaltos repentinos.

¿Pero sí será eso lo que necesito?

Quiero pensar también, que hacer ese cambio de ritmo, puede darle a mi sistema nervioso algo más de confort por vivir en un entorno cotidiano predecible, y he escuchado que la predictibilidad de las cosas le dan tranquilidad al cerebro (especialmente al ansioso, como el mío) porque logra saber anticipadamente qué va a suceder.

Pero lo predecible, no solo me genera resistencia porque me evoca de entrada algo aburrido justo porque ya sé qué va a pasar. Y a mí me gusta (aunque me asusta y me incomoda) lo impredecible.

Es un dilema contraditorio.

Aún no lo resuelvo, pero aquí voy: intentando tener más pulsos y menos impulsos, pero a la vez, permitiéndole existir al impulso de escribir esto, que sin duda no tenía ni idea de qué iba a ser.


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